Tu bebias de mi cuello;
como si fuera una fuente inagotable,
mientras yo observaba y sentia
la calidez de tu piel.
Mi alma desnuda e inquieta,
no entendia que era un adios...
y los recuerdos se borraron y,
las caricias se perdian,
mientras pensaba en el tiempo
y tu en quien sabe en que...
me perdí, te perdí y,
al final....
fuiste tu y me reencontre.
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