En la esquina del cuarto una niña abraza sus piernas,
cubre sus cabeza mientras las lagrimas ruedan por sus mejillas,
tan heladas como los gritos que a lo lejos atormentan a su madre.
Su corazón corre deprisa tanto como ella quisiera escapar de esa habitación.
las sombras invaden su mente, tiene miedo y sólo puede llorar.
Los gritos cesan, poco los latidos disminuyen, su corazón vuelve a su lugar,
su cuerpo se relaja mientras cae en un profundo sueño donde espera poder escapar.
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