18 de abril de 2010

Soñando te encontré

Mientas tu cuerpo se acercaba, el mío temblaba,

el miedo recorría cada centímetro de mi ser,

la conciencia encendía las más altas barreras del deber,

el deseo afloraba entre tu excitación y la mía,

Basto que tus labios tocaran los míos para perder el control.

Entonces, la calidez te tu boca me despertó,

Mi cuerpo entre tus brazos vibraba de emoción,

Tu calor recorrió mi cuerpo,

Te sentí tan cerca que creí me romperías,

¡Qué importa morir, si es el placer el veneno!

Por un instante los pensamientos cesaron,

todo se resumía a tu cuerpo y el mío,

deseándose, cediéndose el uno al otro.

En el calor de tu boca encontré la libertad

que había perdido en la razón de la amistad.

¡Valiente amigo aquel que se ama!

Prefiero amarte sin razón ni sentidos,

que la amistad limitada que condena

los sentimientos a la soledad perpetua.

En la calidez de tu cuerpo recupere la vida.

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